El acto de cantar aporta bienestar a nuestros cuerpos.
La vibración del sonido de nuestras voces, el estado gozoso en el que entramos, la ejercitación física-respiratoria que realizamos y la concentración que implica cantar son una fuente de renovación de energía para la persona.
Cantando creamos belleza, expresamos sentimientos y emociones, sanamos el cuerpo y el alma, serenamos la mente y nos llenamos de vitalidad.